Finalista del Premio Amazon (oct 2020)

Finalista premio literario Amazon 2020

Mi primera novela publicada, La pata de oca, ha resultado elegida como una de las 5 finalistas del Premio Amazon Storyteller 2020. Necesito escribirlo para acabar de creérmelo. 5.500 participantes. Procedentes de 50 países. Y mi novela, mi humilde historieta que apenas había leído nadie más allá de familia y amigos, ¡elegida para optar al premio final!

Independientemente de la última deliberación del jurado, esto ya es un hito muy importante para mí. Supone al mismo tiempo un enorme reconocimiento y una gran oportunidad para dar a conocer mi trabajo. Para abrirme a otros lectores con una especie de «carta de presentación». Y por eso, estoy muy agradecida. ¡Bendita la hora en que decidí autopublicar! Ahora os contaré un poquito más sobre ello.

Mi año 2020

2020 está siendo un año raro… No sé a vosotros, pero a mí, asociar una franja temporal a la rareza me suena a introspección. «Raro» implica estático, tranquilo, con tiempo para pensar…, justo lo contrario de lo que está siendo 2020 para mí. Está siendo un año raro porque lo he vivido tan intensamente que apenas me he parado a reflexionar sobre ello. En 2020 he publicado mi primer libro. Me he casado. He empezado una espera muy feliz… Y ahora recibo mi primer reconocimiento importante como escritora. Todo, en medio de una pandemia que ha vuelto nuestras vidas del revés.

En mi caso, aparte de la preocupación por la salud y el hartazgo del confinamiento, la pandemia me obligó a retrasar y reducir la celebración de mi matrimonio. Uno de los acontecimientos más memorables de la vida… Pero no me quejo. Porque La pata de oca no estaría volando sola todavía de no ser por el confinamiento. Se lo debo al bicho, que me dio el tiempo que necesitaba para acabarla, corregirla y publicarla. En tiempos tan complicados, tan inciertos, es bonito tener algo que celebrar.

La historia de La pata de oca

Empecé La pata de oca hace seis años. Estaba guardándole luto a una saga de fantasía que había estado escribiendo desde la adolescencia. Me encontré en un callejón sin salida —tramas demasiado enmarañadas— y una estupenda profesora de escritura que tenía entonces me aconsejó dejarlas ir y hacer sitio para algo nuevo. Un consejo doloroso. Aquellos personajes llevaban diez años conmigo… Era como separarse de unos amigos muy queridos. Me debatí durante semanas, con una horrible sensación de vacío. Sin embargo, cuando me rendí y los dejé ir, surgió La pata de oca, casi como un milagro. Un primer capítulo que apenas ha variado desde entonces y el germen de una idea: dos peregrinos muy distintos, cada uno con la vida que el otro anhela, cuyos destinos se entrelazan a lo largo del Camino.

Cogí la mochila e hice el Camino de Santiago libreta en ristre. Me lo recorrí enterito, desde Roncesvalles a Santiago. Ya había hecho algunas partes en el pasado: siendo gallega, era fácil coger un bus a cualquier parte y volver a casa caminando en unos días. Pero nunca le había dedicado un mes completo. A nivel personal, fue una experiencia transformadora. Como escritora, muchas de las descripciones de La pata de oca están copiadas literalmente de aquella libreta.

Después de aquello, el proyecto quedó olvidado en un cajón —otras prioridades de la vida— hasta que un día, revisando viejos archivos, me tropecé con aquel primer capítulo y me volvió a cautivar. De esto hace ya dos años.

Me puse a escribir. Repasé aquella libreta de descripciones. Investigué leyendas, paisajes, hitos del Camino. Lo recorrí de nuevo sin moverme de casa, con la ayuda de GoogleMaps y distintos libros y blogs, asegurándome de que cada paso, cada cuesta, cada albergue fuera acorde con la realidad. Fue una aventura; una distinta del viaje de años atrás, aunque igual de enriquecedora. Tan minuciosa intentaba ser que, allá por febrero 2020, mis protagonistas aún no habían llegado al Cebreiro. Me quedaba mucha novela por escribir cuando se nos vino encima el confinamiento.

No fue solo la falta de compromisos sociales ni tener que dejar mi boda en suspenso: la razón principal que me impulsó a terminar la novela fue que escribir me calmaba el ánimo. Era un consuelo, un refugio contra la incertidumbre y el miedo que nos invadieron a todos en esos meses. Recuerdo un momento especialmente feliz: el instante en que tecleé el punto y final. Eran justo las ocho de una tarde de abril y, cuando levanté la vista del ordenador, con toda la emoción de haber terminado un trabajo de dos años, una salva de aplausos empezó a atronar desde las ventanas.

¿Por qué autopublicar?

Mi idea inicial era presentar La pata de oca a una editorial. Soñaba con una presentación en alguna librería, con un sello importante acuñado en la portada. ¿Qué escritor no lo ha hecho? Sin embargo, durante el confinamiento, a punto ya de terminarla, empezaron a publicarse noticias dramáticas del sector: librerías desesperadas por abrir, editoriales posponiendo lanzamientos de grandes escritores que se acumulaban cada vez más en el calendario… Si ya normalmente llamar la atención de una editorial es difícil, en esas circunstancias era misión imposible. Por eso, empecé a interesarme por una opción que ha venido creciendo mucho estos últimos años: la autopublicación.

Era todo un reto. Suponía hacerlo todo yo misma. Portada. Sinopsis. Corrección del texto. Maquetación. Promoción… Con las acciones de marketing estaba familiarizada por mi trabajo. El resto, me atrajo aprenderlo. Y me puse: corrección, diseño editorial, InDesign, Photoshop… En unos meses aprendí másteres enteros. Contacté con profesionales para ayudarme donde yo no llegaba. Disfruté mucho del proceso, la verdad. Aprendí a amar los libros no solo por su contenido, sino también por su continente: una edición cuidada, una corrección impecable, un buen diseño…

Fue divertido. Mucho. Más aún: fue gratificante. De repente, ya no necesitaba que nadie viniera con una varita mágica a cumplir el mayor de mis sueños. Lo podía hacer yo, solo con currármelo. Eso te hace sentir… realizada. Sí, realizada, eso es. De niña tenía mucha inseguridad acerca de mis capacidades y muy poca confianza en mi talento literario. Mi sueño era que un día, alguien se acercara a decirme: «creo en tu escritura, voy a apostar por ti». Nunca imaginé que ese alguien acabaría por ser la persona más inesperada: yo misma.

La pata de oca está disponible en Amazon, versión Kindle y tapa blanda.

Lee la sinopsis y el primer capítulo aquí.

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