Reconozcámoslo: vivir de escribir es un sueño inalcanzable para casi todos los escritores. La gran mayoría hacemos auténticos malabares para triangular una labor profesional que nos dé de comer, nuestra vida privada y esa tercera pata tan absorbente e irrenunciable que es la escritura.
Y, si ya es difícil mantenerlo todo en marcha cuando no tienes cargas familiares, la cosa se complica aún más cuando llegan los hijos. Sin embargo, algo curioso que he observado a mi alrededor es que la maternidad muchas veces acaba convirtiéndose en un punto de inflexión para las nuevas mamás, bien como una experiencia personal que enriquece su escritura o incluso como trampolín para lanzarse al mundo como escritoras y adquirir cierto renombre.
Recién estrenada como madre, me pregunto: ¿cómo? ¿Cuál es el secreto? ¿Cómo se consigue no solo mantener esos malabares en el aire sino, incluso, priorizar la escritura con una situación familiar tan demandante? Por eso he pedido consejo a varias madres que también son escritoras de éxito, y aquí comparto algunas cosillas que me han contado.
ÍNDICE
LAS ESCRITORAS
Veamos primero quiénes son estas mamás escritoras y con qué cargas familiares y profesionales compaginan la escritura:
Diana P. Morales
Su escritura
Diana P. Morales escribe desde muy jovencita, ganó un primer premio literario a los 15 años y a ese le siguieron unos cuantos más, de relato y novela. Después publicó dos novelas; la última, Voces en la ribera del mundo (Triskel Ediciones, 2019) ganó el premio Guillermo de Baskerville 2019 y el Premio Ignotus 2020.
Su labor profesional
Es profesora de escritura creativa desde hace más de 20 años y, desde 2005, dirige el Portal del Escritor. Imparte talleres de novela y personajes, y también asesora de forma individual a autores en sesiones online.
Como madre
Diana es madre soltera y tiene un hijo pequeño. Cuenta con el apoyo de su familia y de una persona externa que cuida del niño unas horas al día para que ella pueda trabajar.
Lara Beli
Su escritura
Lara Beli (Ourense, 1982) es el seudónimo de una escritora gallega que actualmente reside en Madrid. Licenciada en Derecho y en Periodismo, ha trabajado en comunicación jurídica, comunicación corporativa y prensa escrita. Publicó en Amazon por primera vez en 2017 como coautora los compilatorios de relatos Siete Relatos Oscuros y Be my Ballantine’s. Ya en solitario, en el año 2018, publicó las novelas Los días más dulces y La terquedad de las estrellas y en 2019, la novela Un plan imperfecto que se alzó a los primeros puestos de más vendidos en Amazon. En 2020 publicó El hilo dorado, novela con la que resultó finalista del Premio Amazon 2020 Storyteller.
Su labor profesional
Durante los últimos años, Lara ha ejercido funciones de comunicación corporativa y prensa escrita (análisis económico). Es un trabajo con unos plazos de entrega muy definidos que han de cumplirse, y si a ello une conjugar la escritura con la maternidad y crianza, se ve convertida en una auténtica equilibrista.
Como madre
Lara tiene dos niñas de 6 y 9 años. Como ella y su pareja viven fuera de su ciudad de origen, no cuentan con mucha ayuda para criarlas. Desde el principio ha sido todo un proceso de aprendizaje al que se han ido adaptando con mucho amor y paciencia.
Mónica Gómez Pedreira
Su escritura
Mónica Gómez Pedreira (A Coruña, 1972), coruñesa con un hogar multicultural. Cada miembro de la familia es de un continente y eso les enriquece como familia. Irrumpió en el mundo literario con Mestizos, en 2018. Armonía en Ocho Partes (2020) es la segunda obra que publica. Aficionada a la cocina y gran viajera, su vida está inmersa en la multiculturalidad. Esto se filtra en toda su obra, en la que por fin puede conjugar su pasión por los viajes y por la escritura. Viajar constantemente a diferentes continentes le ha brindado la oportunidad de empaparse de diferentes culturas e indagar en la idiosincrasia de sus habitantes.
Su labor profesional
Mónica es Directora Financiera, de RRHH y de Negocio de una empresa joven con proyección internacional. Graduada en Relaciones Laborales y RRHH, Máster en Dirección Financiera y MBA, suele presentar ponencias en universidades, radio, etc., para impulsar políticas corporativas que fomenten un buen clima laboral, la verdadera conciliación y las claves de un bajo absentismo en el mundo empresarial. Tiene un puesto muy absorbente: gestiona varios departamentos y mucho personal en un sector que requiere una gran dedicación; aún más en tiempos de pandemia.
Como madre
Mónica tiene un hijo de doce años. Actualmente ya no cuenta con ayuda, por su edad. Desde bebé hasta los diez años ha tenido una cuidadora para compatibilizar sus horarios laborales con los escolares y extraescolares del peque. Reconoce que, de bebé, fue difícil y agotador. Él era su prioridad número uno, pero sabía que en cuanto creciera, ya no la necesitaría tanto y por eso no quiso sacrificar su carrera profesional. Era consciente de que no se hubiera adaptado a una vida exclusivamente doméstica, ya que siempre ha trabajado, incluso durante la época universitaria.
Lourdes Tello
Su escritura
Madrileña, Lourdes Tello ha disfrutado leyendo e inventando historias desde siempre, aunque no empezó a escribir de manera continua hasta 2012. Su carrera literaria comienza en 2017 con la publicación de su primera obra Entre Leyendas (ed. Imágica Romántica), una novela cargada de viajes y experiencias. En 2017 constituyó varios grupos de Facebook dedicados al mundo literario, especialmente para escritores independientes, entre los que están: Comunidad de escritores y Escritores y lectores. No llegó a imaginar el cambio que este grupo supondría en su vida: presentaciones, ferias del libro, encuentros nacionales, cafés literarios, en la actualidad encuentros virtuales… Un grupo en el que todo lector y escritor tienen cabida. Durante el periodo 2017-2018 fue colaboradora en varios programas de radio de emisión semanal. En la actualidad tiene publicadas diez novelas entre las que se encuentran los géneros literarios: thriller, romántica y fantasía.
Su labor profesional
Lourdes es programadora informática, aunque desde hace veintisiete años su trayectoria se ha movido alrededor del campo del hardware.
Como madre
Tiene dos hijos, de catorce y doce años. Ahora ya son mayores y autosuficientes, por lo que no precisa ayuda. De pequeños, aunque compaginó su trabajo con la crianza a través de reducción de jornada laboral, se vio obligada a tener apoyo en casa.
LAS ENTREVISTAS
Madres de uno o varios hijos, con y sin ayuda en casa, con carreras profesionales exigentes y con vidas escritoriles muy completas… ¿Cómo se apañan estas mamás todoterreno para compaginar la crianza y su vida laboral con la escritura? ¿Ha influido la maternidad en sus escritos? Se lo preguntamos a ellas:
Como escritora, ¿qué significó para ti la llegada de los hijos? ¿Supuso un punto de inflexión en algún sentido?
DIANA: La baja maternal fue un periodo muy fértil en cuanto a ideas, pero, por falta de tiempo, no pude materializarlas. Después, un poco más crecido mi hijo, de repente escribir se convirtió en una necesidad, más grande de la que había tenido en toda mi vida anterior. Creo que, esos pequeños ratos, eran mis momentos de volver a reconectar conmigo y de ser yo misma, ahora que el resto del tiempo somos siempre dos.
LARA: La llegada de un hijo es toda una revolución para cualquier mujer: a nivel físico, personal, emocional, vital… Supone un punto de inflexión para todo: el modo en que enfocas la vida, el modo en que tus prioridades cambian, incluso el modo en que ves el mundo que te rodea. Por tanto, como escritora, también ha influido en mi forma de abordar el proceso de escritura, en mi forma de narrar.
MÓNICA: En mi caso, me hice escritora después de ser madre. Escribía en dos blogs previamente, que aún tengo, pero no novelas. Volví a la universidad cuando mi hijo tenía 3 años a realizar otro grado, luego un MBA y un máster. Fue muy duro. Lo recuerdo como la época más estresante de mi vida. Llegaba agotada después de la jornada laboral y la universitaria y tenía que sentarme de noche a estudiar y a realizar muchos trabajos que el nuevo plan Bolonia exige. Cuando publiqué mi primera novela, Mestizos, mi hijo ya tenía 9 años. La escribía por las noches y los fines de semana, mientras él y mi marido hacían cosas juntos para dejarme mi espacio. Sentí que le restaba tiempo a mi familia, siempre intentando que fuera el mínimo. Requiere de una gran voluntad escribir tras largas jornadas de trabajo y las tareas domésticas. A pesar de ello, no dejaré de hacerlo, es una pasión que me mantiene ilusionada y por ello el sacrificio merece la pena. Armonía en ocho partes me tomó dos años su escritura, corrección y publicación. Fue un proyecto ambicioso que requirió mucha investigación. Trato de no meterme presión con los tiempos, llevar mi ritmo con cierta constancia, disfruto escribiendo y no quiero que se convierta en una carga que reste dicho disfrute.
LOURDES: Como escritora, ellos siempre han sido mi gran punto de inspiración. Motivan tanto mis historias más dulces como mis thriller más violentos. De hecho, empecé a escribir de forma más profesional y continuada cuando nació mi hijo mayor.
¿Cómo te organizas para escribir en tu día a día? ¿Le dedicas más o menos tiempo que antes de ser mamá?
DIANA: Básicamente, aprovecho los momentos en que el niño está dormido para intentar sacar aunque sea una horita al día. De hecho, es un ritmo que no he tenido nunca antes. He llegado a escribir hasta 2000 palabras por hora (aunque cuando empecé con estos ratitos de escritura, eran solo 300 ó 500, un folio o dos). Como te comentaba antes, ahora la urgencia por escribir, para mí, es mucho mayor y eso ha hecho que le dedique más horas a la semana que antes y con mucha regularidad.
LARA: Creo que no le dedico menos tiempo que antes; la llegada de los hijos, entre otras cosas, nos enseña a aprovechar y economizar el tiempo del que disponemos. En mi caso, sí es cierto que escribo más a trompicones que antes, ya no dispongo de largas horas ante mí para abordar una novela y aunque casi siempre necesito silencio para escribir, a veces me he visto forzada a terminar alguna escena con algún resonante «¡¡mamáááááá!!» de fondo.
MÓNICA: Escribo principalmente por las noches y los fines de semana. Mi día está dividido entre el trabajo, mi hijo y las tareas domésticas que comparto con mi marido. Aunque tenemos ayuda en casa, siempre hay mucho que hacer. Como además me gusta cocinar, lo hago a diario. Ahora que él ha crecido le dedico más tiempo a la escritura. Es un preadolescente y de lo que disfruta es estar en su habitación mientras se conecta con sus amigos por chat o a juegos online. Por ello, que yo escriba no es ningún problema para él. Estoy deseando que esta pandemia termine para que tenga menos vida virtual y más social. Controlo los tiempos en que está conectado jugando, pero esos tiempos me permiten sumergirme en la escritura. Por suerte no me cuesta concentrarme y escribir en cualquier momento el fin de semana. Mi preferencia son las noches, aun así. Por la tranquilidad que me aportan y el silencio.
LOURDES: Debo rascarle horas al día para poder sentarme delante del cuaderno y esbozar los borradores que más tarde plasmaré en manuscritos. En mi caso ya no es cuestión de ser madre o no, puesto que mis peques ya son mayores y no precisan tanto de mi tiempo y ayuda. Lo que me impide dedicar más tiempo a la escritura es la vida y sus constantes obligaciones: laborales, de atención a las RRSS, como administradora de grupos y otro tipo de cuestiones.
¿Y en cuanto al contenido de tus escritos? ¿En qué sentido dirías que ha influido la maternidad en los temas o la calidad de lo que escribes, si es que ha influido?
DIANA: De momento, ha influido tanto que en todas las ideas que he estado trabajando había hijos o bebés, jajaja. Me imagino que porque también es muy pequeño y supongo que, con el tiempo, aparecerán también historias sin ellos.
LARA: Un escritor toma ingredientes de su mochila personal para abordar sus escritos; aunque se trate de ficción, es inevitable plasmar de un modo u otro nuestra forma de ver el mundo. La maternidad, como todo proceso importante, nos cambia por dentro y creo que eso forzosamente influye también en lo que escribimos y en cómo lo hacemos.
MÓNICA: Ha influido, sí. La temática de mi último libro la escogí por él y todas las preguntas que me hacía sobre el movimiento Black Life Matters, lo que veía en la televisión y el racismo que sufrió en sus propias carnes. Me hacía muchas preguntas sobre la historia de la población afroamericana, vimos muchas películas juntos y documentales… Pensé que la mejor forma de que entendiese este problema era narrándolo, así que no dudé en embarcarme en ese proyecto. Escribo novela histórica de ficción. Es el género en el que me siento más cómoda. Podría en un futuro tocar otros géneros, no lo sé. Creo que la memoria histórica es fundamental. Comprendiendo los errores del pasado se puede corregir el presente. Intento que los temas que trato aporten conocimientos nuevos al lector, situarlo y entender el contexto histórico, acontecimientos que marcaron a la población y dejaron su huella, para bien y para mal.
LOURDES: La maternidad influye en cada una de mis líneas, puesto que cuando narro una historia lo hago pensando en que algún día ellos leerán lo que escribió su madre. Quisiera que, cuando lean, aprecien el trabajo que hay detrás de cada una de mis tramas y disfruten de ellas.
¿Ha habido alguna época de tu vida en que te haya resultado especialmente difícil conciliar tu faceta como madre con tu labor como escritora?
LARA: La época de recién nacidas fue la más dura para mí. Se me viene a la mente una frase de la escritora Natalia Ginzburg, que decía, hablando de sí misma, que no entendía como “podía separarme de los hijos para seguir al personaje de un cuento”. Me siento identificada: mientras eran bebés, tan dependientes, en esa fase tan primaria de la maternidad, me resultaba imposible alejarme de ellas tanto física como mentalmente para encarar una hoja en blanco.
MÓNICA: Sí, indudablemente, sí. La maternidad es muy absorbente; mientras son pequeños dependen mucho de nosotros y nos demandan mucha atención. Lo único que podía hacer era restar horas al sueño para poder afrontar la escritura. No necesito dormir mucho, por suerte, por ello lo pude compatibilizar. Había días que amanecía y no era consciente de que llevaba toda la noche escribiendo. Sano no sé si será, pero es el tiempo con el que cuento y me concentro mucho mejor.
LOURDES: Lo cierto es que no. Escribo por pasión, por necesidad, cuando lo hago mi mente se evade en millones de lugares y situaciones diferentes, circunstancias que me permite soñar y relajarme. Por lo tanto, siempre he encontrado estos momentos o he buscado hallarlos. Cuando los niños eran más pequeños, me refugiaba en la noche para escribir, y la verdad es que ahora que son mayores y tengo más disponibilidad de gestionar mi tiempo libre, continúo haciéndolo de noche, imagino ya he creado el hábito y me resulta más inspirador.
¿Y alguna fase de la crianza que haya resultado especialmente inspiradora?
DIANA: No tengo tampoco mucho para comparar, pero la baja maternal, al no tener que trabajar, me surgieron muchísimas ideas.
LARA: Conforme van creciendo, como madres aprendemos a ver el mundo a través de sus ojos, con esa mirada inocente y calmada, que nos aleja de la vida apresurada y llena de tecnología para acercarnos al “mundo real”. Todo eso es fuente de inspiración y aprendizaje.
MÓNICA: Como madre he crecido y madurado con él. Me he vuelto más generosa, lo priorizo a él sobre mis necesidades. Todo ello es de por sí una fuente de inspiración. A partir de los cincos años hacía muchas preguntas interesantes y más complejas, muchas las resolvía viendo juntos material sobre sus dudas. Esta fue la época más inspiradora para mí como madre.
¿Qué consejo le darías a una escritora que está a punto de ser mamá?
DIANA: Que, si le gusta escribir, no se preocupe porque antes o después encontrará la manera de compaginarlo con su nueva vida. No solo tengo mi experiencia propia, sino la de muchas otras mujeres que trabajan sus novelas en mis talleres y son madres. Y da la casualidad que había una embarazada al mismo tiempo que yo; tuvo a su hijo tres meses antes de que naciera el mío, y empezó a trabajar una nueva novela también justo antes que yo. También le diría que, si eso no ocurre, y no encuentra tiempo o ganas (que es muy normal) que sea indulgente consigo misma: no pasa nada por tomarse unos años sin escribir. A veces no nos da la vida, o simplemente queremos disfrutar esa etapa de nuestra vida plenamente y al 100%. La escritura volverá a ella antes o después.
LARA: Que disfrute de la nueva etapa que está por venir, de esa nueva forma de ver el mundo, ya que le espera un viaje apasionante lleno de satisfacciones.
MÓNICA: Que se tome su tiempo para adaptarse a esta nueva situación. Es un cambio muy importante en nuestras vidas. Que no abandone la escritura, que lleve su ritmo, si realmente es una vocación la hará feliz, en cambio, sacrificar todo lo que nos gusta nos frustrará, nos hará sentir que renunciamos a mucho. Eso no es positivo para ninguno en el hogar. Al ritmo que se pueda, sin presión, pero tener tiempos para nosotras es importante y nos hará más felices. Obviamente en sus primeros meses de vida no lo veo posible: sobrevivir ya es importante, jajaja. Dependerá de los ritmos del bebé, pero si duerme poco puede resultar muy agotador, extenuante. Esos meses primeros además estarán tan embobadas con los pequeños que se pasarán en un suspiro.
LOURDES: No me gusta dar consejos; en todo caso alguna opinión en base a mi experiencia. A esa madre le diría que, cuando tenga de necesidad de escribir, lo haga. No va a ser peor mamá por hacerlo, por disfrutar de escribir mientras el niño o niña pinta o juega a su lado. El día en el que damos a luz no dejamos de ser ni mujeres ni personas; simplemente nos convertimos en madres y es maravilloso, pero no es lo único maravilloso que tendremos en nuestro día a día. Mi consejo es que no pierdan ni un solo momento de la vida de sus hijos, pero que tampoco se lo pierdan de ellas mismas, de sentirse realizadas y disfrutar de su espacio.
PARA TERMINAR
Está claro que no es fácil conjugar la escritura con otros aspectos de la vida, como la maternidad o la carrera profesional. Sin embargo, yo me he quedado más tranquila al escuchar los testimonios de estas cuatro escritoras, que han encontrado la forma de seguir escribiendo cuando han sido madres. Cada una a su modo y a su ritmo, pero todas comprendiendo que, aunque la maternidad cambia tus prioridades y responsabilidades, es importante reservar un huequecillo para ti misma. Un huequecillo que, en nuestro caso, decidimos dedicar a una actividad tan plena y reconfortante como es la escritura. ¿Qué opináis?